En términos financieros, aunque ya hacía tiempo que veníamos trabajando con la banca ética, social y alternativa, desde ahora el 100% de los recursos económicos de nuestro proyecto se encuentran vinculados a este ámbito. Hay muchas razones para esta decisión, todas ellas vinculadas al imperativo de que nuestro dinero sirva únicamente para financiar proyectos cuyo objetivo sea el desarrollo social, cultural y mediambiental desde la sostenibilidad y la transparencia. Y en términos puramente ecológicos no podemos olvidar el siguiente dato: como analiza el Banking on Climate Change Fossil Fuel Finance Report 2020, los principales bancos españoles se encuentran igualmente entre las empresas que mayores inversiones realizan en nuevas infraestructuras para energías fósiles, con amortizaciones, además, tan lejanas en el tiempo (hablamos de varias décadas) que los convierten en los primeros opositores de cualquier proceso de transición ecológica hacia el uso generalizado de renovables.